En estos tiempos tan bipolares, en los que todo parece ser blanco o negro, yo me encuentro desubicado. Me gusta considerarme una persona de matices contradictorios, que al fin y al cabo, son los que me definen. Intento ser director de cine, pero ante todo me gusta escribir, porque sobre todo, me gusta escuchar. Y escuchar por los ojos. Voy a cumplir 26 años. Soy de la generación de televisión y multicine. Esa generación que murió con la llegada de internet. Peco de dramático, pero es la verdad. Si no que se lo pregunten a los dueños de los videoclubs. Internet ha facilitado la difusión de la cultura, pero la ha facilitado tanto, que la gente no valora los productos como lo hacíamos antes. Dudo que hoy se pueda esperar una estreno con tanta expectación como se hacía antes. Y esto lo se, porque yo soy un espectador más. Un espectador poco común, y sobre todo habiendo estudiado dirección de cine.
Mi gusto cinematográfico es la quintaesencia de los matices contradictorios de los que hablaba antes. Hay muchas películas buenas que no me gustan y otras malas que si. Pero sé cual es cual. Disfruto mucho con el cine palomitero, siempre y cuando, esté bien hecho. Y eso casi siempre pasa por tener un guión sólido, que no bueno. Una trama puede sostenerse bien, aunque las situaciones o los diálogos sean mejorables. Con los personajes pasa al contrario. Una trama no puede ser sólida si sus personajes no lo son. También me encanta el cine antiguo, y aunque siempre me cuesta más ponerme a verlo, si la película es buena, se agradece todavía más. Tiene mérito ver una película de hace 70, 60 o 50 años, y que parezca que se hizo ayer. Eso es arte.
Cambiando de tercio y remitiéndome a la antes citada internet, hoy en día el espectador común, solo paga la (cara) entrada del cine para ver algo que le impresione visualmente. Aunque gracias a dios, muchos otros pagan por ver cosas que le estimulen la mente. A mi me gustan ambas, y según que película sea, prima más lo uno o lo otro. Porque todo depende de la actitud con la que entres en la sala de cine. A mi siempre me gusta intentar ver el lado positivo de las películas. Quizás porque lo he vivido en mis carnes, y sé lo difícil que realmente es llevar un guión a una pantalla. Del tamaño que sea. Supongo que a veces el espectador no lo percibe, a no ser que haya explosiones, persecuciones y demás, pero desde aquí, deciros que rodar un diálogo entre cinco personas moviéndose por una habitación es más difícil que hacer lo mismo pero con las cinco pegándose tiros. Aunque con un mal guión, seguro que es más divertida la segunda.
Y es que a mi parecer, a muchos entendidos en la materia, les falta un poco de sentido de la diversión. Porque al fin y al cabo (y aunque duela decirlo) el cine, es industria. O por lo menos lo es si pretendes vivir de ello. El objetivo del productor es llenar salas. El del director, transmitir emociones al espectador y que su obra se difunda. Lo único que espera el guionista desde su sillón, es que no hayan cambiado mucho su libreto. Cuando se enfrentan industria y arte, sobra decir quien gana.
Pero siempre queda una mínima esperanza. Un guión con carga intelectual siempre se puede maquillar para que la gente llene salar. Siempre y cuando se haga bien. Una película como Origen, me parece el ejemplo adecuado. En mi opinión le sobran explosiones, pero la película me gusta. Esa película podría haberse hecho con 50 millones, y no con 200, y podría haber sido la misma película en cuanto a temas, tratamiento o personajes. Pero con menos tiros y con menos explosiones. Memento también podría haber reventado taquillas si hubiera hubieran invertido más dinero en ella.
Pero siempre queda una mínima esperanza. Un guión con carga intelectual siempre se puede maquillar para que la gente llene salar. Siempre y cuando se haga bien. Una película como Origen, me parece el ejemplo adecuado. En mi opinión le sobran explosiones, pero la película me gusta. Esa película podría haberse hecho con 50 millones, y no con 200, y podría haber sido la misma película en cuanto a temas, tratamiento o personajes. Pero con menos tiros y con menos explosiones. Memento también podría haber reventado taquillas si hubiera hubieran invertido más dinero en ella.
El problema de los productores en España, es que creen que pueden hacerse millonarios invirtiendo poco. Si eso fuera así todos seríamos ricos y el cine sería la industria más fructífera del país. En esta vida, si se quieren grandes beneficios, normalmente, hay que hacer una gran inversión. Y esto es extrapolable a casi todo en esta vida.
Ahora ya sabéis un poco más de mi. Es hora del quid pro quo. Me gustaría conocer vuestras opiniones. Al fin y al cabo, esta solo es la mía.
Para conocer un poco mi gusto, he creado una lista, con mis pelis de cabecera. Está abajo del todo
Ahora ya sabéis un poco más de mi. Es hora del quid pro quo. Me gustaría conocer vuestras opiniones. Al fin y al cabo, esta solo es la mía.
Para conocer un poco mi gusto, he creado una lista, con mis pelis de cabecera. Está abajo del todo
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