Era una de esas chicas que con una sonrisa podía alegrarte el día. Sus ojos reflejaban una felicidad que al final resultaba contagiosa. No hablaba mucho y aún así, ya no podía dejar de mirarla. Sólo su silencio, me interesaba más que cualquiera de las cosas que me contara algún profesor de los que deambulaba por aquella clase. Siempre quise besarla, pero nunca encontré el momento. También quise arrancarme a cantarle en medio del aula, con el profesor y los alumnos haciéndome los coros, pero nunca encontré la canción adecuada. Ahora no se me acabaría el repertorio.
Finalmente conseguí besarla, pero fue ella quién dio el primer paso. Cuando quise dar yo el siguiente, ella ya no quería bailar. Lástima de tiempo perdido. La gramola sonaba alto y la pista estaba vacía, pero nosotros no estábamos allí. O quizás si que estábamos y no nos habíamos encontrado todavía, y pasó nuestra canción.
Pero al fin y al cabo, eso es lo bonito. Poder imaginar en nuestras cabezas que hubiéramos sido la pareja de baile perfecta. Eso no nos lo quita nadie. Lo perdimos tan fácil, que valió la pena.
http://www.youtube.com/watch?v=c2KUR5Vi2WU
Pero al fin y al cabo, eso es lo bonito. Poder imaginar en nuestras cabezas que hubiéramos sido la pareja de baile perfecta. Eso no nos lo quita nadie. Lo perdimos tan fácil, que valió la pena.
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