Pocas estrellas han sabido sobreponerse a un batacazo tan bien y con tanto estilo como Ben Affleck. Surgido a la sombra de Matt Damon y co-ganador de un Oscar junto con éste por El indomable Will Hunting, de Gus Van Sant (1997), siempre se pensó que él era el menos válido en todos los sentidos, cómo guionista y cómo actor. Me remito por ejemplo a un célebre sketch de la serie Padre de Familia. El intervenir en algunas malas películas, sumado al batacazo en taquilla de algunas otras en las que se tenían puestas muchas expectativas hizo que se sumergiera en un pozo del que semejaba imposible de salir. Esto era 2004.
Volviendo al presente, nos encontramos con un Ben Affleck que ha hecho la del ave fénix, y nos sorprende con una nueva faceta, la de director, campo en el que, con solo 2 trabajos estrenados Adiós, pequeña, adiós (2007) y The town (2010), se ha ganado de nuevo el respeto del sector. El mío no lo ha perdido nunca, ya que me parece un buen actor, cuando los papeles están a la altura, o por lo menos cuando se los cree.
En su primera película, protagonizada por su hermano Cassey Affleck, Morgan Freeman y Ed Harris entre otros, destacó por tener un gran pulso narrativo en una film de suspense con una gran carga dramática, complicado de afrontar como director. Aprobó con nota.
Su segundo film como director fue totalmente diferente. Un drama con mucha acción, con Jeremy Renner, Rebecca Hall, Jon Hamm y él mismo. Mucha gente compara la película con Heat (1995), de Michael Mann, y en cierto aspecto, por la trama y el tono, pueden ser similares. Una buena película en todo caso.

Ojalá que a su gran amigo Kevin Smith le pase algo parecido, que parece que ya ha dado el primer paso con Red state, que se estrenará en España este verano. Mientras tanto : ¡ENHORABUENA BEN!, sigue así.
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