Drive sigue a un conductor, interpretado por Ryan Gosling, que de día es especialista de cine y por la noche se dedica a ayudar a escapar a atracadores de las escenas de sus robos. Todo cambia cuando el marido de una vecina con la que ha entablado amistad regresa a casa después de pasar una temporada en la cárcel.
No habrá paz para los malvados, película de Enrique Urbizu, nos cuenta la historia de Santos Trinidad (José Coronado), un policía de difícil personalidad y venido a menos que se toma la justicia por su mano.
Las tres tienen multitud de detalles en común entre ellas que las acercan al western, aunque pagando el precio de la modernización a nivel de estructura, tono y ritmo. Pero una de las peculiaridades más llamativas de todas ellas, es que en todas hay muy poco diálogo por parte de los protagonistas, cuatro lobos solitarios que expresan sus emociones con acciones y no con palabras. Tres antihéroes de libro pero con personalidades muy diferentes entre si.
Santos Trinidad era un héroe dentro de la policía nacional, pero en cierto momento dejó que la corrupción que había a su alrededor hiciera mella en él. Aún así, el quiere impartir justicia, caiga quién caiga.
El personaje de Ryan Gosling en Driver es frío, calculador y con un lado oscuro, aunque de nobles intenciones y gran corazón que arriesga su vida para proteger a una familia. Llewelyn Moss es un veterano de guerra que encuentra la opción de abandonar su gris y rutinaria vida y huir con su mujer a vivir la vida que siempre quisieron. Pero aunque su propósito sea honrado, la avaricia y la pérdida del autocontrol hacen que no acabe como esperaba.
Estas no son las únicas similitudes entre ellas. Todas tienen un ritmo pausado y con planos largos durante la mayor parte de su metraje, pero consiguiendo transmitir emociones muy intensas y de gran calado.
Otro de los denominadores comunes de No es país para viejos y No habrá paz para los malvados es que narran dos tramas paralelas: una sigue a al protagonista y otra cuenta la historia de los policías que lo siguen.
Lo más destacable de Drive es la dirección de Nicolas Winding Refn y el tono que ha sabido imprimirle a la película. La composición de cada plano y la colocación de la cámara son simplemente extraordinarias. Además de unas magníficas de todos sus intérpretes. La banda sonora también es una gozada.
De No habrá paz para los malvados me quedo con el personaje de Santos Trinidad y con la soberbia interpretación de José Coronado. Amén del plano final de la película.
Y me sería muy difícil quedarme con solamente con una cosa de la película de Joel y Ethan Coen, porque es casi redonda. Lo único que se le puede echar en cara es un segundo punto de giro muy repentino, y la manera en la que está tratado. El antagonista, Anton Chigurh, encarnado por Javier Bardem, es uno de los malos más escalofriantes del cine de los últimos años. Pero sobre todo, el firme ritmo que le consiguen imprimir a un relato bastante lento, hace que la película se haga incluso corta y te quedes con ganas de más.
Para no ir cansándoos y que os quedéis con ganas de más, me despido. Esta vez, con una frase de Santos Trinidad y un póster de Drive.
"Rock & Roll"
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